29 ago 2016

Tengo la mejor profesión del mundo.

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Estudiar psicología no te convierte en psicólogo. Estudiar derecho no te hace abogado. Estudiar en la Escuela de Formación del Profesorado, no te transforma en maestro.

Yo creo, y siento, sin parecer desmesurado, que tengo la mejor profesión del mundo. 

Hay que sentirlo. O la amas o terminas vegetando en torno a tres ideas que aprendiste hace unas décadas y no dejas de repetirlas, como un eco lejano. Por el contrario, la pasión por tu vocación te lleva a la formación continua y a buscar respuestas constantes, a no tener miedo al cambio, a abandonar tu zona de confort y a convertir los errores en oportunidades. Este esfuerzo personal termina por cristalizar, tarde o temprano, y surge el líder pedagógico y personal: capaz de proponer retos, de acompañar y de enseñar al alumnado a gestionar sus ilusiones y pretensiones.

No se trata de tener el mejor atrezzo, ni de convertirse en el solista del Coro Mayor del Reino con cacareos en tonos mayores, ni de buscar un reconocimiento en esta tragicomedia de sistema en el que estamos metidos. Más bien todo lo contrario. El maestro convierte en protagonista a sus alumnos; es silencioso y hace mejor a su equipo.

El gran fracaso de la sociedad y de los responsables de las políticas educativas es no reconocer ni proteger a los líderes pedagógicos, abandonarlos a su suerte y, en la mayoría de los casos, aburrirlos con tantos vaivenes legislativos y normativos. ¿Serán (seremos) capaces de invertir la situación?

Yo a aprender de los silenciosos, a escuchar muchísimo y a sonreír más.

¡Feliz curso y buena suerte a todos!

10 ago 2016

Susurrando con Daniel Pennac. Derecho número 9: El derecho a leer en voz alta.

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Susurrando con Daniel Pennac.
Los derechos imprescindibles del lector.
Pennac, D. & Jordá, J. (1993). Como una novela. Barcelona: Anagrama.
Derecho número 9: El derecho a leer en voz alta.

“Las palabras pronunciadas comenzaban a existir fuera de mí, vivían realmente. Y, además, me parecía que era un acto de amor. Que era el amor mismo. Siempre he tenido la impresión de que el amor al libro pasa por el amor a secas. Acostaba mis muñecas en mi cama, en mi sitio, y yo les leía. A veces me dormía a sus pies, sobre la alfombra.” Pennac, D. & Jordá, J. (1993). Como una novela (página 158-159). Barcelona: Anagrama.

Hace poco iba en una guagua. Me gusta este medio de transporte: aprendo tanto. Es como un pequeño universo, en movimiento continuo. Había un sitio libre; estaba al lado de una mujer de mediana edad. Estaba hablando por teléfono en voz alta. Lo hacía con su ex-pareja.

Le explicaba que no iba a llamarlo todos los días, que así no se acostumbraría a la separación. También le contó que su hijo, el mayor de cuatro, se había ido de la casa. Que a ella le daba igual. Que se la sudaba. Que ella solo le cobraba 300€ por la habitación y que además le lavaba, le planchaba, le procuraba una comida caliente al día y le daba algo de amor de madre cuando regresaba de hacer las casa del día. Pero que había decidido irse tres bloques más arriba por 400€. Le advirtió que no viniera con el tuper a buscar comida. Si se iba, lo hacía con todas las consecuencias. Que ya era mayorcito. Al final, menos trabajo, que llegaba con la espalda baldaa como para encima estar atendiendo al gandul ese… Que sabía que era su hijo, pero que estaba cansada, harta y con los ovarios hinchados como peras. Que había dejado de ser la criada en su casa, que ya lo era en la de otros.

De esta manera todos nos enteramos de la historia familiar de la mujer en la línea 17 un lunes por la mañana. Una vez que la mujer colgó y reinó el murmullo habitual del motor de la guagua, yo saqué mi libro y me puse a leer en voz alta. Si todos podemos escuchar una conversación, ¿porqué no un extracto de mi libro?

«Señor, por favor, ¿quisiera usted bajar la voz?». ¡Y solo iba por la tercera línea! Este mundo está mal repartido, ¿no creen?

palabrasLeer en voz alta es como ilustrar, con las palabras en el aire, la vida. “¿Ya no tenemos derecho a meternos las palabras en la boca antes de clavárnoslas en la cabeza?”, pregunta Daniel Pennac. Y sí, si lo tenemos. Pero esa absurda idea modernista del silencio absoluto para leer, de enterrar la voz y los gestos, está acabando con la lectura en voz alta, y por lo tanto, con el sentido de muchos vocablos.

Yo, por ejemplo, necesito escuchar lo que escribo; necesito que las palabras resuenen y vibren. Tengo que testar si son capaces de moverse de un lugar a otro, de romper la velocidad de la luz o por el contrario, si son modosas y debo eliminarlas. ¿No te ocurre lo mismo? ¿No deseas saber como tus huesecillos vibran cuando entran en contacto con tus palabras, con tu voz?

Si dejamos de leer en voz alta, perdemos:

  • dicción
  • fluidez
  • ritmo
  • emotividad
  • coherencia
  • volumen
  • claridad
  • gesticulación
  • modulación
  • intensidad

¿No te parece demasiado alto el precio por el silencio continuo?

¿Cómo suenan las palabras “silla”, “columpio”, “viento”, “rompeolas”, “más”, en voz alta?

5 ago 2016

Llegan "Los Invencibles en la Operación Palomo"

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Ya tenemos portada del nuevo libro, de la nueva aventura. Las ilustraciones son de Lourdes Navarro Falcón, con la que ya trabajé en el libro colectivo «Isla a isla. Cuento a cuento».

Estará editado por Alargalavida – Bilenio Publicaciones. Ya les iré contando más, pero les aseguro que me he divertido muchísimo con esta novela. Si todo va bien, en septiembre podrán disfrutar junto a Maca, Lii, Cecilio, Facundo… (Creo que ya he dicho demasiado).

¡Un abrazo de cuentos!

23 jul 2016

¿Quién hace los libros?

Captura de pantalla 2016-07-22 a las 9.18.13Producir cultura es una inversión que los creadores tienen que recuperar para que puedan, como mínimo, seguir desarrollando su arte. Lo peor es la banalización del producto por parte de un gran sector de la sociedad. Yo me he encontrando con docentes que han fotocopiado alguno de mis libros para su alumnado y te lo cuentan como un triunfo. O a padres diciendo a sus hijos “los libros son caros”, para luego gastarse 18€ en golosinas antes de entrar en una sala de cine.

Una vez, no hace mucho tiempo, una amiga me hacía una reflexión que comparto. Opinaba que las redes sociales han sido un escaparate muy interesante para los creadores, pero que en cierta medida, le quitaba importancia al proceso. Y le doy la razón. Cuando vemos una fotografía no nos paramos a pensar, generalmente, en las horas que ha llevado, en el proceso de edición, de selección… Cuando alguien dice que ha publicado un libro o contado un cuento, no solemos pensar las horas que ha llevado producir ese “producto”. Cuando disfrutamos de un corto de animación que nos emociona, no se nos pasa por la cabeza el tiempo que ha llevado realizarlo. Creo que el equipo del sello Alargalavida (Bilenio Publicaciones) intenta aportar su reflexión con el vídeo «¿Quién hace los libros?».

Si la educación y la cultura es cara, ni te cuento lo que supone la ignorancia.

¿Quién hace los libros? from Alargalavida on Vimeo.

11 jul 2016

Agradecido a la revista ACL

sheshia

La revista literaria de la Academia Canaria de la Lengua, ha publicado uno de mis relatos.

El cuento elegido es «Sheshia», ilustrado por María Arencibia Pérez. Este texto fue finalista en la 3ª edición del «Concurso Internacional de Álbum Ilustrado, ciudad de Las Palmas de Gran Canaria», organizado por la Biblioteca Insular.

Animarte a que visites la publicación electrónica y disfrute de este «pequeño pero atractivo cuento», con un «toque de magia y comunión con la naturaleza, con un lenguaje que, a pesar de su sencillez, o tal vez por ella, tiene una gran carga poética y emotiva», según palabras de Cecilia Domínguez, la responsable de esta sección en la revista, que sigue empeñada, por suerte para todos, en poner en valor la literatura infantil y juvenil que se escribe en Canarias.

Muchas gracias al equipo de la Revista de la ACL, especialmente a Cecilia Domínguez y a Sandra Franco Álvarez por sus ánimos constantes.

[Enlace para leer la reseña y le cuento].

4 jul 2016

Vuelve «Grejo y el mar».

10 Grejo el cangrejo PORTADALos responsables de la Editorial San Pablo, han cambiado su política de distribución en las Islas Canarias de los libros de su colección «La Brújula». Esto afecta directamente a uno de mis libro: «Grejo y el mar». Ahora va a ser mucho más fácil y accesible conseguirlo, y nos alegra enormemente.

De eso se encargará Publicaciones Bilenio, cuya persona de contacto es Verónica García (675 583 559 – info@bilenio.com), y que ya distribuye otros libros que he publicado.

«Grejo y el mar» es un texto que narra las aventuras de un niño que descubre los secretos del mar y se enfrentan a aquellos que lo contaminan. Está ambientado en el municipio de Gáldar (Gran Canaria), concretamente en la localidad de Sardina del Norte.

Cuando se publicó en el año 2010 «Grejo y el mar», contribuyó a la reconstrucción de en un colegio en Haití, que había quedado totalmente destruido después del terremoto que devastó la capital del país americano, Puerto Príncipe. Todos los derechos de autor que se recaudaron, fueron directamente para colaborar con la construcción del nuevo centro educativo, que también hacía las funciones de internado.

Ahora, que realizamos un nuevo lanzamiento del libro, vamos a destinar todos los derechos de autor a becar a nuevo niños para que puedan seguir sus estudios en su país natal: Etiopía.

3 jun 2016

Adrenalina y algo más: terminando un nuevo libro.

Es complicado. Estoy acabando un nuevo libro y sé que si se publica dejará de ser mío. La sensación es doble. Emoción y satisfacción, por un lado. Notas como la adrenalina, las ideas y los pálpitos se aceleran. Empieza a deslumbrarse el final, ves como los elementos se unen, como los azares dejan paso a las causas. Todo encaja. El escritor sabe cuando la obra acaba. Eso me ha costado aprenderlo, debo de confesarlo. Uno no puede cargar con todo lo que crea. El proceso de creación es también un proceso de desprendimiento, es un acto solidario, un acto de pérdida sostenida, pero perdida.

Por otro lado, recorres el proceso creativo y ves como tus experiencias se esconden detrás de unas palabras, de unas frases e incluso el ritmo narrativo. Y te llegan recuerdos, necesarios para mantenerse cuerdo (re-cuerdo).

Y llegado este punto, tarareo eso de:

«Y estoy temiendo ahora no ser interpretado. Casi siempre sucede que se piensa algo malo. Debo partirme en dos, debo partirme en dos. Y unos dicen que allí y otros dicen que allá, y solo quiero decir, solo quiero cantar y no importa la suerte que pueda correr una canción…» (Silvio Rodríguez)