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21 jul 2018

Puenting.

Como emociona.
Es algo difícil de explicar. Imagino que será algo así como el puenting. Yo nunca lo he hecho, pero… Estoy con un nuevo libro, una nueva aventura, un nuevo reto y, después de meses de trabajo, empieza todo a fluir y ya no puedes parar de escribir porque las ideas han encontrado el cauce.

Ingredientes:

  • Ordenador para consultas y para escribir. Utilizo el Srivener como programa de escritura. Y mis referencias en la red suelen ser en la RAE y la Fundación Fundeu.
  • Música que escucho, aunque en momentos determinado necesito silencio para poder escuchar mi voz interior y las que llegan de fuera (consejos, propuestas, nuevas ideas, referencias literarias…).
  • Libros de referencia: Diccionario (Espasa), Gramática didáctica del español (SM), El libro del español correcto (Espasa), La gramática descomplicada (Taurus), Perdón, imposible (Ariel) y El dardo en la palabra (DeBolsillo)… Principalmente son los que consulto habitualmente.
  • Mi libreta: los que me conoces saben que antes de empezar a escribir un libro, elijo bien la libreta. Puede ser una que ya haya sido utilizada o nueva. Nunca arranco una hoja de mis cuadernos. Los errores son tan importantes como los aciertos.
  • Bolígrafo: en este caso una pluma que me regalaron mis hijos, es sencilla, pero para mi es un tesoro.
  • y, el más importante: un regalo de unos alumnos y alumnas (CEIP Tenteniguada), que siempre tengo cerca para que me recuerde cuál es el sentido real de este trabajo, qué objetivos no debo perder nunca, qué me mueve y porqué lo hago. El objeto no es importante, pero el sentido que encierra sí.

Lo dicho, seguir escribiendo…

3 jun 2016

Adrenalina y algo más: terminando un nuevo libro.

Es complicado. Estoy acabando un nuevo libro y sé que si se publica dejará de ser mío. La sensación es doble. Emoción y satisfacción, por un lado. Notas como la adrenalina, las ideas y los pálpitos se aceleran. Empieza a deslumbrarse el final, ves como los elementos se unen, como los azares dejan paso a las causas. Todo encaja. El escritor sabe cuando la obra acaba. Eso me ha costado aprenderlo, debo de confesarlo. Uno no puede cargar con todo lo que crea. El proceso de creación es también un proceso de desprendimiento, es un acto solidario, un acto de pérdida sostenida, pero perdida.

Por otro lado, recorres el proceso creativo y ves como tus experiencias se esconden detrás de unas palabras, de unas frases e incluso el ritmo narrativo. Y te llegan recuerdos, necesarios para mantenerse cuerdo (re-cuerdo).

Y llegado este punto, tarareo eso de:

«Y estoy temiendo ahora no ser interpretado. Casi siempre sucede que se piensa algo malo. Debo partirme en dos, debo partirme en dos. Y unos dicen que allí y otros dicen que allá, y solo quiero decir, solo quiero cantar y no importa la suerte que pueda correr una canción…» (Silvio Rodríguez)