1 nov 2019

El callejón del Conde Albrit.

«El callejón del Conde Albrit»

ISBN: 978-84-949550-8-2
Depósito Legal: GC 532-2019
Primera Edición: Octubre de 2019
Medidas: 14 x 20 cm.
Número de páginas: 142

Autor: Daniel Martín Castellano

Sinopsis: El vuelo y la trama que imagina Martín, ambientada en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en los años 70, nos acerca a las emociones de cada uno de los personajes, que van tejiendo una historia donde la imaginación se pone al servicio de los sentimientos y las relaciones; lo que parece imposible deja de importarnos, porque los vínculos personales se convierten en el centro del argumento.

Valores: Daniel Martín Castellano presenta su nueva novela «El callejón del Conde Albrit», una historia para los creen en la magia del cine y en el poder de las relaciones verdaderas. «El callejón del Conde Albrit» es un homenaje a la humildad y a la felicidad que se logra sin buscarla y que se vive con sencillez.

29 oct 2019

«El callejón del Conde Albrit», nuevo libro.

Presento mi nueva novela «El callejón del Conde Albrit». Una historia para los creen en la magia del cine y en el poder de las relaciones verdaderas. «El callejón del Conde Albrit» es un homenaje a la humildad y a la felicidad que se logra sin buscarla y que se vive con sencillez. 

El libro será presentado el día 8 de noviembre a las 19:00 en el «Museo Castillo de Mata». Me acompañarán José Gilberto Moreno, director del «Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología» y Marisa Calcines, profesora asociada a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y coordinadora del Programa Comunicación-Programa de Lectura y Bibliotecas Escolares de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias.

Previa a la presentación, Juan Carlos Saavedra Guadalupe, nos guiará a través de un paseo literario, a las 18:00, desde el propio callejón, hasta el «Museo Castillo de Mata».

Abandono momentáneamente la temática infantil y me adentro en otros mundos para acercarnos a la historia de una familia sencilla y humilde, pero que no renuncia, a pesar de las dificultades sociales, económicas y políticas, a buscar la felicidad. 

El vuelo y la trama que imagino, ambientada en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en los años 70, nos acerca a las emociones de cada uno de los personajes, que van tejiendo una historia donde la imaginación se pone al servicio de los sentimientos y las relaciones; lo que parece imposible deja de importarnos, porque los vínculos personales se convierten en el centro del argumento.

Estoy muy ilusionado. Y me gustaría compartirla contigo.

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9 sept 2019

Querida maestra...

La nota llegó diez años después de que dejara de ser su alumno. Nunca la esperó. Es verdad que sonrió cuando la leyó y su corazón le dio un pequeño vuelco. Pero nadie se dio cuenta.

Mañana muchos de nosotros recibimos a los alumnos y alumnas de la misma manera, sin esperar ninguna nota. No solo es un trabajo; también es una manera de entender la vida, de entender las relaciones, de comprender el mundo, de analizar todo que nos rodea y ponerle un nombre para que otros lo puedan comprender. Es una gran responsabilidad porque sabemos lo que nos jugamos todos.

Me he imagino escribiéndole una carta a mi maestro. Me lo he imaginado colocándose las gafas de cerca y balbuceando cada una de mis palabras. Creo que le daría las gracias por el tiempo que me dedicó, por lo valiente que tuvo que ser para contarle a mis padres lo que él creía y pensaba de mí. Le agradecería aquellas palabras que no entendí pero que con el tiempo cobraron sentido; las horas de trabajo que no vi, los exámenes de conciencia, las reflexiones profundas antes de tomar una decisión, los momentos buscando recursos y las lágrimas en silencio que derramó porque le pudo la frustración. Le daría las gracias por aquella canción que me hizo copiar. O por las interminables caligrafías y hojas de repletas de operaciones. También por los chistes que contaba. Ahora con el tiempo me he dado cuenta que se dejaba engañar, que en ocasiones miraba para el otro lado, que nos dejó equivocarnos, caernos y resolver entre nosotros las diferencias. Me di cuenta que siempre supo donde me escondí aquel recreo y que conocía al que rompió aquel libro que tenía unas fotografías de un hombre y una mujer desnudos. Quizás bastaría con darle las gracias por haber elegido la profesión que eligió. No lo sé, la verdad.

Querida maestra, esa nota diez años después es un maravillo regalo, no solo por lo que hiciste en su momento, sino por lo provocaste tiempo después.

¡Feliz curso, provocadores de ilusiones!

1 sept 2019

Educar con educación.


Hace poco nos enterábamos por un correo electrónico, que él mismo escribió, el cese de Julio López. Los aires del cambio han entrado como un vendaval en la nueva Consejería; es lo que tiene el progreso.

Si no estás relacionado con la educación, puede parecerte extraño que las cuentas de los colegios y la gestión económica de un servicio como el comedor, que presta una empresa privada, lo realice un docente, que obtuvo su plaza en una oposición para ser maestro. Pero son cosas que ocurren en esta Comunidad Autónoma y en este país, que de santo cada vez tiene menos.

Así que en muchas ocasiones, cuando la gestión económica se complicaba o simplemente no sabíamos cómo proceder, cogíamos el teléfono o enviábamos un correo a Julio López. Yo llevo 22 años como trabajador de esta Consejería; con él había hablado en muchas ocasiones, aunque lo conocí en persona hace unos años. Siempre obtuve una respuesta. Siempre. Siempre una palabra amable. Siempre un “no te preocupes” o “me acerco por el centro y lo arreglamos”. Siempre dispuesto. Siempre preocupado. Siempre con soluciones.

Por eso, aunque entiendo que los cambios son necesarios y es necesario renovar los servicios, creo que Julio, medalla Viera y Clavijo por su bien hacer profesional,como tal vez otros compañeros y compañeras, no se merecía acabar así. Yo creía que Educación era diferente. Creía que nosotros entendemos esto como una manera de actuar y de ver la vida. Pero a mi, personalmente, no me han gustado las formas. Al “Pacto de las Flores”, en educación, ya se le ha marchitado una.

Yo solo espero, y estoy seguro de ello, que quien ocupe su lugar tenga la misma predisposición de facilitarnos el trabajo, para así dedicarnos a los que más nos gusta: enseñar.

28 ago 2019

Ponencia, de Rogelio Botanz.

En agradecimiento a Rogelio Botanz.


No he coincidido prácticamente con él. Pero le debo mucho. Te das cuenta con el paso de los años. Sé que la Fundación Canaria Tamaimos le va a hacer un reconocimiento. Y me alegro muchísimo que señalemos a los «trabajadores de la cultura». para darle el valor que tienen.

He seguido siempre a «Taller canario de la canción», «Taller» es «Taller», con Pedro y sin él. Desde «Endecha», con 16 años. Fue un cura quien nos podía este casete, «Trapera», que grabaron en 1986. Decía que para rezar había que tener los pies en el suelo. Y que con «Taller», era fácil hacerlo.

Pasión.
En los conciertos siempre me sorprendía el tipo de la percutería, con esa nariz respingona y fuera de sí. Viéndolo aprendí una cosas de él: si te subes a un escenario, ponle pasión, toda la que puedas, si no, mejor ni intentarlo.

Trabajo.
Otro día lo llamé cuando él trabajaba en la Unidad de Programa de Contenidos Canarios de la Consejería de Educación, programa que ya no existe. Lo hice para preguntarle por el significado del término «deba-not», su origen beréber y su relación con el lenguaje de los indígenas canarios. Lo necesitaba porque utilizaba el término en el título de un libro que escribía. Fue increíble su exposición…

Humildad.
Un día en Ojos de Garza, Telde, actuaba acompañado de «Puntos suspensivos». Eran más los músicos que los espectadores. El concierto duró casi hora y viente. Bailamos, nos divertimos, cantamos… Otra cosa que aprendí: humildad en el escenario y respeto por el público. Nunca olvidaré esa noche de verano en aquella pequeña plaza.

Generosidad.
Otro día le escribí para decirle que habíamos escrito «Isla a isla, cuento a cuento», un libro de relatos que queríamos traducir al silbo gomero. Le contamos que viajamos a La Gomera a contarle a la idea a Isidro Ortiz. Él no nos conocía de nada. Nos abrió su estudio y su tiempo. Y puso a nuestra disposición a los silbadores al que él había enseñado. Fue generoso. Fue un regalo. Fue Rogelio.

Así que gracias maestro, por enseñarme sin pretenderlo. Intento, no sé si lo consigo, que la pasión, la humildad, la generosidad y el trabajo sean aliados de este aprendiz perenne de escritor y narrador.

Ya lo escribiste y lo cantaste hace años:

Por puro placer se los juro
con ustedes comparto
este canto parido a empujones
de luz y trabajo,
con el ansia clandestina de hacer incubar
en sus cuerpos el bacilo febril que les haga bailar,
que les haga bailar,
y sentir que al fin somos uña y carne con ustedes,
palpitando al compás de un “canario” que nos trasciende.

Por puro placer les decía
y sin embargo confieso
que cada vez que piso un escenario
me juego el pellejo,
si conecto con ustedes conecto también
con el tipo que al final me tendrá que pagar el cachet,
que pagar el cachet,
y sentir que ya soy trabajador de la cultura,
que merezco llegar a fin de mes con cierta holgura.

Si me esfuerzo en pulir este canto
es para hacerlo un espejo
que devuelva el perfil a este pueblo
en su justo reflejo,
si le llega a un sueco el trino le suene a canario,
que al hermano lejano le llegue cual puente y le tienda una mano,
y le tienda una mano,
y sentir que ya tienen voz tus sueños y tus penas,
y sentir que el futuro está a la puerta y nos espera,
y sentir que ya somos uña y carne con ustedes,
palpitando al compás de un “canario” que nos trasciende.

(«Ponencia», Rogelio Botanz)

24 ago 2019

Ojalá no vuelen más por aquí...


Lo que ayer se vivió en la playa de Las Canteras forma parte de nuestra manera de entender la vida. Los canarios somos así. También los hay toletes como en todos lados. A mi me ha emocionado muchísimo. Aunque no me ha sorprendido. Por eso me siento tan orgulloso de la gente que me rodea.

Pero la solidaridad no implica mirar para otro lado. Ni olvidar.

Cuando esto acabe definitivamente, lo lógico sería que los que estuvieron nos expliquen qué grado de responsabilidad tiene el modelo económico propuesto, durante tantos años, en el desastre acaecido. Y los que están, además de explicarnos de qué verde va a pintar la UNESCO la tierra calcinada, si se han puestos los medios preventivos adecuados y si los recursos son los correctos. Alguien debería de explicarnos que qué hubiera sucedido si no hubieran cerrado el puesto de bomberos de Tejeda, por ejemplo. Y si los afectados van a tener que sufrir, además, a los burócratas para recibir las ayudas. Si algo no aprendemos, si algo no cambiamos, si nadie pide perdón… no guardes la camisa verde, porque me temo que esta no será la última cadena de agradecimiento que tengamos que hacer.

Cuando nos digan de ir a plantar, yo no tengo ninguna duda de la respuesta del pueblo. Atentos a la maniobra de despiste. No podemos caer en el riesgo de suponer que la responsabilidad es solo nuestra, de la gente de a pié. Aquí TODOS jugamos la partida, aunque en ocasiones las fichas las muevan unos pocos y esos pocos jueguen en la parte del tablero que no arderá nunca.

Y si detrás de todo de esto no hay ningún loco ni malvado al que echarle la culpa, ¿quién es el responsable?, ¿en qué nos equivocamos?, ¿qué no hicimos bien?

Y llegará el momento de la foto. Nadie se la quiere sacar al lado de un tronco quemado. Pero todos querrán una junto a un niño plantando su arbolito. Ojalá me equivoque, como tantas veces me sucede… Ya veremos qué ocurre antes de la próximas navidades.

Este verano los héroes no son de película ni de series. Son de verdad. Tendrán hijos, problemas y facturas que pagar como muchos de nosotros. Pero ellos se juegan sus pestañas para que podamos seguir disfrutando de nuestros hijos, resolviendo nuestros problemas o pagando facturas, vamos, viviendo. Gracias de corazón y ojalá no vuelvan más por aquí, salvo para disfrutar de una romería, una paseo por Tamadaba sin fuego o un vinito de la casa junto a los amigos.

16 ago 2019

El gran amor entre el centeno.


En esta semana me he leído dos novelas totalmente diferentes. «El guardián entre el centeno», del escritor americano J.D. Salinger, y la última obra de Santiago Gil, «El gran amor de Galdós».  Sesenta y ocho años separan la publicación de ambas obras. Salinger prácticamente desapareció; he leído que no dejó de escribir, aunque no publicó mucho más que un par de libros de relatos. Esa fue su única novela. Él mismo declaró que «los sentimientos de anonimato y oscuridad de un escritor constituyen la segunda propiedad más valiosa que le es concedida». Salinger narra la historia de un adolescente que no se entiende, que odia más que ama y que busca su lugar en el mundo huyendo hacia adelante. Es un relato arrollador, destructivo. En algunos pasajes me recordó al Galdós que presenta Santiago Gil en su libro, que se convierte en un eremita por causa del amor. Aunque hay una clara diferencia entre los personajes de ambas novelas porque a Pérez Galdós lo mueve el sentimiento profundo, desgarrado, pasional e imposible.

«El gran amor de Galdós» es una novela íntima, una excusa literaria, una radiografía madura del alma, que recomiendo para saborear en silencio y con paciencia. Hay que confiar en Gil y dejarse llevar por su relato. No te va a defraudar. Me atrevo a decir, sin conocerlo y con el riesgo de equivocarme, que Santiago Gil no solo habla de Galdós. Utiliza al personaje para desgranarse poco a poco, con sutileza y sin perjuicios.

Como escritor me sentí interrogado permanente. «No saben que lo que está escondido entre los adjetivos, los verbos y los puntos…». Y es así. Ya yo he dejado de jugar a esa búsqueda de porqué escribo o cuál es la razón de que lo haga de una determinada manera. Hay razones que incluso yo desconozco y he decidido no buscarlas. Desde que abandoné el diván, me siento más sosegado, fluido y solidario.
 
Por cierto, si deciden leerse las dos novelas, una detrás de otra, dejen «El gran amor de Galdós» para el final. Yo prefiero acabar llorando de emoción que lagrimando de pena.