
Cuando salí del Colegio Juan Ramón Jiménez, después de compartir una sesión de cuentos, pensaba que ese centro tiene algo especial, quizás sea pequeño, pero es peludo, y suave y los del pueblo dicen que tiene acero. Así que el escritor estaría orgulloso de este colegio y del esfuerzo que realizan para que la cultura forme parte del currículum del centro. Hay señas de identidad que no se pueden perder.
Agradecidos por la acogida, el tiempo que le dedicaron a los cuentos y la atención recibida. Por lo visto se repite pronto…

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