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21 may 2023

Cuentos que sanan

He conocido a un entusiasta de su profesión. De esas personas que valen la penan porque sienten lo que hacen y lo viven con pasión. Y la pasión y la formación es lo que hace que las revoluciones, por pequeñas que sean, triunfen. Y me gustaría contarles la experiencia a todos ustedes.


Un sueño hecho realidad

Hace unos meses, Ángeles Ferrera, Angie, responsable de la formación de los enfermeros en la especialidad de pediatría del Hospital del Materno Infantil de Gran Canaria, se puso en contacto conmigo, a través de una conocida común.

Ella había leído una investigación llevaba a cabo en un hospital brasileño. En el año 2021 se publicó un estudio realizado en Brasil a 81 niños hospitalizados en el que se evidenció que tras la escucha durante diez minutos de la narración de cuentos, los niños disminuían el cortisol, hormona que se genera ante una situación de estrés, y aumentaba la oxitocina, la llamada hormona de la felicidad. Estuvo barruntando la idea y diseñó un proyecto: quería que sus alumnos, las residentes en enfermería pediátrica, recibieran formación en narración oral. Y así nos conocimos. Y la formación se impartió. Y me regalaron la oportunidad.

Formación de enfermeras
Residentes de enfermería pediátrica en los días de la formación.

Pero una idea tan hermosa no podía quedar ahí. Verónica García (Bilenio Publicaciones) sirvió de enlace con la Biblioteca Pública del Estado de Las Palmas. Su director, Antonio Morales, cuando conoció el proyecto, nos propuso situarlo dentro del Plan de Fomento de la Lectura del Gobierno de Canarias y recibimos de esta institución un apoyo inestimable.

Ángeles Ferrera quería más: quería llegar a los niños y niñas que están ingresados, que tienen la movilidad reducida o dificultades para desplazarse. «¿Y porqué no tener una narradora durante una mañana a disposición de los niños y niñas hospitalizados»? Y fue cuando apareció Loreto Socorro. Una mujer sensible, que ama la palabra y sabe conducirla como nadie. Durante los próximos meses, una vez al mes, ella visitará a los niños y niñas del hospital y les acompaña y regalará sus cuentos e historias provocando que la felicidad —oxitocina— aumente. También, durante las tardes, tendré la posibilidad de narrar a los niños y niñas que estén ingresados, a las familias y al personal sanitario, en tres sesiones organizadas a lo largo del año y aprovechando momentos especiales, como ocurrió el pasado 13 de mayo, Día del niño hospitalizado.

Verónica García realizó la selección de álbumes ilustrados que configuran una biblioteca móvil que irá por las diferentes unidades de hospitalización del Materno Infantil. Una selección cuidada, que aportara a los internos y sus familiares un recurso para leer, entretenerse y sentirse mejor. También ella coordinó otras acciones de este proyecto, que ha empezado a andar, y que no sabemos a dónde nos conducirá.

Biblioteca
Nueva biblioteca móvil del Materno


Esperar y escuchar.

¿Y qué suceden con los que esperan? ¿Con las familias que guardan en una sala a que sus hijos sean atendidos o por una prueba? ¿Los que están en las salas de espera de ser atendidos en urgencias u otros departamentos? Se han puesto a disposición dos recursos:

  • El proyecto «Cuentos que laten», un idea producida por la Biblioteca de Canarias desde la Biblioteca Pública del Estado de Santa Cruz de Tenerife. Son una serie de cuentos, narrados de manera inclusiva y realizados para que todos puedan disfrutarlo —lectura fácil y adaptada—. Así los niños y niñas —y sus acompañantes— además de ver series de animación en las diferentes televisiones colocadas en las salas de espera, pueden ver y escuchar cuentos. Este es el enlace al proyecto «Cuentos que laten»: https://www.bibliotecadecanarias.org/cuentos-que-laten
  • Los «cuentos de respiro familiar», relatos propios, grabados para que las familias mientras esperan se hacen largas, puedan escuchar, relajarse, viajar a los mundos imaginarios que proponen los relatos… https://www.spreaker.com/show/cuentos-que-sanan Verónica García también participó en la realización de estos relatos.

La imagen del proyecto pertenece a la ilustradora, Dácil Velázquez.

Tenemos que agradecer a Ángeles Ferrera, Angie, su fuerza y determinación; agradecerle que haya confiado en nosotros. Ahora solo deseamos que el proyecto pueda seguir su curso, que los trámites burocráticos no entorpezcan una idea tan bella y que al final del año podamos hacer una valoración tan positiva, que no nos quede más remedio que seguir desarrollándolo.


En los medios…


Cuentos de respiro familiar.

26 nov 2020

«Jazz session», un relato de los tantos que componen las palabras para el camino

«Jazz session», un relato de los tantos que componen las palabras para el camino. Por el día de las bibliotecas.

 


Lía empezó a escuchar aquellos ruidos al comienzo de la temporada de lluvias. Así que no le extrañó el repentino crujir del edificio, que protestaba por cada cambio de estación. Inicialmente tampoco le llamó la atención que siempre se produjeran de noche, cuando solo se acostumbraba a oír el lejano y disonante chillido de las gaviotas, al que ya se había habituado hacía siete años, cuando llegó a la isla para trabajar en la biblioteca.

Oyó un afilado gemido y supo que estaban entrando en las salas de lecturas durante la noche. No lo hacían siempre. Las visitas se producían de manera ocasional. Eran dos, porque uno solo no bisbisea, a no ser que estuviera loco, y los tarados en esta isla se tiraban por el acantilado o morían ahogados, pero no entraban a hurtadillas en la única biblioteca del pueblo durante la noche.

Tampoco se atrevió a bajar. Le aterraba lo desconocido, un cuchillo de aire recorría su espalda y dibujaba sobre ella el miedo, que le paralizaba, como cuando me acompañaba a pescar: se le atrofiaban las palabras, se le helaba la lengua, se le encogía el pecho. Lo único que conseguía hacer, era cerrar la puerta por dentro y acurrucarse en la silla, con una manta por encima y una taza caliente de café entre sus manos.

Esa noche lo había preparado. En algunas zonas, los maderos del suelo, con el paso del tiempo y las continuas contracciones, se habían producido pequeñas grietas que le servirían de mirilla. Lo más que podía ocurrir era que se dieran cuenta de que ella los estaba observando. Nada malo le harían: ya lo habrían hecho antes. No faltaba ningún libro. Y todo permanecía igual a la mañana siguiente de como Lía lo había dejado la noche anterior. Así que colocó la alfombra de tal manera que pudiera tenderse sobre ella boca abajo, mirar por el agujero y silenciar sus movimientos.

Eran cerca de la una. Se había quedado dormida. Despertó de repente cuando escuchó como una ventana cedía. Ligeros pasos, murmullos y algunas risas cómplices. Una joven y un muchacho se colaban por el pasillo de la literatura infantil y juvenil.

Le quitó la gorra que dejó caer al suelo y le agarró el pelo; le echó la cabeza hacia atrás y comenzó a besarlo enfuresidamente hasta casi asfixiarlo. Cuando él emitió un quejido, ella separó sus labios y le permitió coger aire, mientras le mordisqueaba el cuello. Él aprovechó ese momento de respiro para meter su mano entre las piernas de la mujer, que separó ligeramente y permitió el paso de los dedos que, cuando tocaron lo que buscaban, la inmovilizó unos segundos; ella cerró los ojos y volvió a lanzarse sobre los labios del muchacho.

Cayeron al suelo y sus cuerpos se ocultaron detrás de la estantería que albergaban las obras de Atanasio de Alejandría, Tomás de Aquino, Karl Rahner y otros teólogos. Lía solo podía ver cómo los pies de los amantes se entrelazaban. Escuchaba pequeños y confusos sonidos que se mezclaban con el contrapunto del alcatraz y el inarmónico canto de la gaviota. Aquel pasional jazz session acabó de repente y se produjo un silencio. La bibliotecaria imaginó un abrazo o una caricia o un beso tibio.

La luz de la luna entraba firme por los grandes ventanales de la planta baja del edificio. Cuando la joven se incorporó, su rostro a contraluz dibujó un perfil inconfundible. Lía sonrió, porque la vida siempre se abría paso en aquel olvidado cacho de tierra, refugio de desheredados que, perseguidos por la soledad, recalaban aquí. Sonrió, porque el amor siempre buscaba una rendija por la que colarse. Sonrió, porque Madrugá, la niña de voz aterciopelada, de mirada tibia, la que siempre llevaba su mano izquierda escondida en el bolsillo del pantalón de lana, ya no lo era. Sonrió, porque se sintió húmeda y supo que el deshielo, por fin, había comenzado por ella y que yo no iba a detenerlo.

 


(Relato extraído del libro «Cinco mil doscientas treinta y nueve palabras para el camino«, publicado por Bilenio Publicaciones con ilustraciones de Álex Falcón)

 

La fotografía del relato de Annie Spratt on Unsplash

 

20 oct 2020

Mariposas negras

Uno de los capítulos más desgarradores del imprescindible libro de Irene Vallejo, «El infinito en un junco: la invención de los libros en el mundo antiguo», es la narración de la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo en 1992. Curiosamente, y según cuenta Enric Juliana en La Vanguardia (https://www.lavanguardia.com/politica/20140518/54408044118/hombre-incendio-biblioteca-sarajevo-enric-juliana.html), fue Nikola Koljevic, un profesor de universitario, especializado en la obra de Shakespeare, quién ordenó y dirigió el ataque.

De esa lectura surge este relato: «Mariposas negras». [Descargar archivo]

http://www.danielmartincastellano.com/wp-content/uploads/mariposas-negras.pdf

15 dic 2018

«El color de los besos y otros cuentos»

«El color de los besos y otros cuentos» no solo es un nuevo libro de Daniel Martín Castellano, sino también será un CD con algunos de los textos narrados por el propio autor. El libro, publicado por Bilenio Publicaciones e ilustrado por Dácil Velázquez Padrón, está formado por nueve relatos. El CD, conforma un audiolibro con ocho cuentos, editado también por Bilenio, y producido por ANIMALEC y la Asociación Cultural La Sorriba.

La literatura, antes de ser escrita para poder ser interpretada por un lector, es palabra, que se esculpe con la voz personal de cada uno de la realidad. Éste es el sentido de doble trabajo: ofrecer estas dos vías, la oral y la escrita, para acceder al ámbito literario.

El CD, que en breve podrá disfrutarse a través de los canales más habituales de distribución de archivos musicales y de audios (iTunes, Google Play, YouTube Music, Spotify, Tidal…), es el producto de los años del autor en el mundo de la narración. Y es lo que exactamente ha querido reflejar: los audios están narrados, con todos sus matices; no son una lectura y reproducción exacta del texto.

El libro está ilustrado por Dácil Velázquez Padrón. Sus ilustraciones reflejan, de una manera muy personal, la comprensión interna del mundo que el autor nos intenta mostrar en los cuentos.  Las historias son mucho más de lo que podemos leer, porque en cada una de ellas, se narra una transformación, un cambio. Y así lo refleja la artista. Su trabajo tiene diferentes miradas y te invita a encontrarlas.

«El color de los besos y otros cuentos» es un libro transversal. Puede caer en manos de un niño o de una niña para adentrarse en los relatos, divertirse y sorprenderse. Pero también es un texto para que los adultos encontremos nuestra voz propia y la reconozcamos. Todos llevamos un narrador que desea aparecer en la escena de nuestros hijos e hijas o alumnado. Estos cuentos pueden ayudarnos.

En definitiva, más que un libro, «El color de los besos y otros cuentos» es un proyecto con múltiples aristas, donde la voz, la palabra, la escritura, la ilustración y las emociones se juntan para hacer literatura.

El libro se va a presentar a través de encuentros con los lectores que han llamado «Suelta de cuentos», cuyo objetivo es poner al público en contacto con los cuentos y la literatura oral a través de la narración.